De Alfonso Castillo Gómez (q.e.p.d)

Un sujeto que viajaba en un tren preguntó al inspector:
-¿Aquí se puede fumar?
-Desde luego que no.
-¿Y entonces todas las colillas que hay en el suelo?
-Esas son de los que no preguntan.
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-El libro que estoy leyendo- le comunicó por teléfono una señora a su médico- es excesivamente pesado. ¿Podrá usted venir y removerle el apéndice?
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A la casa de un señor llegaron unas hermanitas de la caridad a pedir alguna contribución para el asilo de ancianas. El fresco les dijo:
«¡Con mucho gusto! Llévense a mi suegra»
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Cuando un hombre alcanza a ganar dinero suficiente para contraer matrimonio, ya lleva muchos años de casado.
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Decía una jovencita: «Qué deliciosos ratos se pasan en el colegio. Sobre todo los de vacaciones.

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