Chistes

Tres chistes

En una tienda de antigüedades una hermosa muchacha de nombre Susiflor entró a curiosear, vió un tapete antiquísimo. Indagando se entera que era aquel donde Moctezuma le hacía el amor a sus mujeres. Susiflor le pregunta al encargado:
-¿Cuánto cuesta?
-Doscientos dólares dólares pero se vende con una condición: quien lo quiera comprar debe pagarlo por anticipado y antes de llevarlo debe hacer el amor conmigo, al hacer el amor a quien se le salga un mal olor, pierde. Si es el vendedor, pierde el tapete; si es al comprador, pierde el dinero.
Susiflor lo piensa, accede y paga la suma. Después de un rato de estar cumpliendo la condición se le sale un mal olor a Susiflor.
Desconsolada por perder el dinero se va a su casa llorando y le cuenta a su mamá:
-Mami, vi un tapete que me gustó y el encargado me hizo el amor porque es la condición y me pasó esto y aquello.
La mama corre a la tienda, le dice al encargado que quiere el tapete, el cual le explica la tradición, la mamá da el dinero y accede para mitigar el dolor de su hija. Después de un rato de estar tratando de pasar la prueba se le sale un viento a la señora, esta corre a su casa llorando y la recibe Susiflor.
-¿Qué pasó mamá?
-Pues fíjate que yo también perdí. Entonces se ponen a llorar las dos.
En eso llega la abuelita, Susiflor le explica el porqué de su llanto a la abuelita. Esta sale de inmediato a la tienda, paga y le exige al encargado que hagan el amor porque quiere el tapete.
Al cabo de dos horas Susiflor se asoma por la ventana y ve venir a su abuelita tambaleándose con el tapete en la espalda.
Emocionada, sale con su mama y le ayudan a la abuela con el tapete.
-Abuelita, abuelita tu si que tuviste una juventud con mucho sexo y pudiste pasar la prueba. La abuelita les contesta:
¡No hijas lo que pasa es que se me aflojó el estómago y vengo a lavar el tapete!
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Hace mucho tiempo vivía un hombre de mar. El Capitán Bravo era muy valiente y jamás mostró temor ante un enemigo. Una vez navegando los siete mares el vigía vio que se acercaba un barco pirata y la tripulación del barco se volvió loca del terror.
El capitán Bravo gritó: «Traigan mi camisa Roja», llevándola puesta instigó a sus hombres al ataque. Vencieron a los piratas.
Unos días más tarde, el vigía vio dos barcos piratas. El capitán pidió nuevamente su camisa roja y la victoria volvió a ser suya.
Esa noche, sus hombre le preguntaron por qué pedía la camisa roja antes de entrar en batalla y el capitán contestó:
– Si soy herido en combate, la camisa roja no deja ver mi sangre y mis soldados continuarán peleando sin miedo.
Todos los hombres quedaron en silencio, maravillados por el coraje de su capitán. Al amanecer del día siguiente, el vigía vio no uno, no dos sino diez barcos pirata que se acercaban. Toda la tripulación dirigió en silencio sus ojos al capitán, que con voz potente, sin demostrar miedo gritó:
-Tráiganme mis pantalones cafés.
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Un conductor es detenido por un oficial de policía por exceso de velocidad.
«Sus documentos. Tengo que hacerle una multa».
«Jefe perdone, la verdad es que no me di cuenta de la velocidad, deme otra oportunidad, por favor».
«Está bien, como yo soy amante de las adivinanzas, le voy a hacer una. Si usted adivina no le pongo la multa».
«Muy bien, dígame».
«Es de noche, usted ve a lo lejos dos faros de forma redonda. ¿Qué es?»
«Pues yo diría que es un auto».
«Sí, pero es muy general, podría ser un Mercedes, un BMW o un Honda. Le tengo que poner la multa».
«No, por favor, deme otra oportunidad».
«Está bien, es de noche, a lo lejos ve un faro de forma cuadrada, ¿Qué es?»
«Pues yo diría que puede ser una moto».
«Sí, pero es muy general, podría ser una Kawasaki, una Harley una Suzuki. Ahora si le tengo que poner la multa».
«Está bien, colóqueme la multa, pero antes quiero hacerle una adivinanza ya que a usted le gustan mucho».
El policía contesta: «Muy bien, dígame».
«Es de noche, al lado de la carretera ve usted unas señoritas con unas minifaldas muy cortas, mostrando los pechos y contorneándose sensualmente. ¿Qué son?»
«Pues yo diría que son putas».
«Si, pero es muy general, podrían ser su madre, su mujer y su hermana».
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2 comentarios en «Tres chistes»

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