Doce chistes de gallegos
Luego del parto, el médico habla con el padre del recién nacido:
– Mire, hubo una complicación y tuvimos que ponerle oxígeno a su hijo.
– ¡Joder!… y yo que quería ponerle ‘Paco’.
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¿Por qué los gallegos no entran a la cocina?… porque cuando entran hay un
recipiente que dice «sal».
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-Almirante, quince carabelas aproximándose.
-¿Una flota?
-No, flotan todas.
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-Sabes, al final encontré trabajo en Santiago.
-¿De qué?
-De Compostela.
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Entra un gallego con un perico a un bar, y el cantinero pregunta:
– ¿Habla el animal?
– ¿Y yo que se?- respondió el perico de mal modo.
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– Oye Manolo, ¿sabías que David mató a Goliath con su onda?
– Coño! sabía que ese gilipollas era un peligro con esa moto.
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-Ibamos yo y Manolo…
-No, íbamos Manolo y yo
-OK, listo, yo no iba.
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Ring, ring…
-¿Si?
-¡Doctor, doctor, mi mujer está a punto de dar a luz!
-¿Es su primer hijo?
-No, soy su marido.
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-¿Qué hace un gallego para tener mellizos?
-Le hace dos agujeros al preservativo.
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Anuncio gallego: «Pinto casas a domicilio».
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-El pensamiento es la única flor que no se da en Galicia.
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-Se muere el marido de una gallega y se acerca un amigo a la viuda:
-Lo siento.
-No, déjalo mejor acostado.
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