Aforismos de Fontanarrosa

Si tropiezas dos veces con la misma piedra ¡sácala de allí!

Cuando alcancé la Sabiduría, ella me miró y dijo: «Ya me alcanza cualquiera».

El optimista ve la copa medio llena. El pesimista la ve medio vacía. El borracho la ve doble.

El pájaro es libre. Lo sería aún más de ser soltero.

Busco espíritus sensibles. Intermediarios abstenerse.

El loro plagia la palabra, pero quien está preso es el canario.

Por muy alta que sea una montaña, no sobrepasa su propia cúspide.

El pavo real abre su cola sin importarle si es día feriado.

Quien ríe último, de la desgracia ajena, ríe mejor.

Mis aforismos son como los buenos vinos, mientras más pasa el tiempo, más caros.

El aforismo es una flecha. Parte de mi boca y se clava en tu ojo.

Si tantas veces va el cántaro a la fuente. ¿no será muy pequeño?

Dios aprieta pero no ahorca ni cae en el sadismo.

Una palabra puede herir. Pero un martillazo es feroz.

La rosa tiene espinas, pero. ¿tiene pétalos el atún?

Reprochas al sordo que no te escucha. ¡Grítale más fuerte!

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Dios me señaló con su dedo. ¡y me lo metió en un ojo!

Aun viéndote sucia y borracha, me arrodillo para nombrarte: «¡Madre!»

Si crees en la reencarnación no te rías de la fealdad del sapo.

El puntapié que me asestaste. ¿no será una opinión?

Te siento cuando te toco y, cuando no te toco, también te siento. ¿Que tienes en la piel?

Te regalaría las estrellas, pero te has empecinado en un par de zapatos.

Cuanto más subo, más bajo. Cuanto más bajo, más subo. ¿Qué me pasa?

Quise conocerme a mi mismo. Cuando me hallé, estaba muy cambiado.

Se aprende más en la derrota que en la victoria, pero. ¡prefiero esa ignorancia!

El que nada desea, es sospechoso.

El espíritu del virtuoso es como un espejo. Te miras en él y puedes peinarte.

El hombre sabio es pobre en apariencia, pues su tesoro está en Suiza.

En el mundo hay Bondad y Maldad. Justicia e Injusticia. Árboles y tortugas. Hay muchas cosas.

Para el Sabio no existe la riqueza. Para el Virtuoso no existe el poder. Y para el Poderoso no existen ni el Sabio ni el Virtuoso.

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Aquél que ha tocado el cielo con las manos. ¿cuánto medía?

Aquél que ha perdido una oreja no desea aros.

He cometido el peor de los pecados. No he sido millonario.

Reparad en ese pato que corre. Reparad en aquel cordero que trisca. Reparad esa cerca que huyen los animalitos.

¿Qué superficial es la alegría ruidosa de la orgía!

Si dices que lo tienes en un puño. muy pequeño ha de ser tu enemigo!

Si quieres alcanzar la Sabiduría. ¡empieza a correr ya!

Reconoce tu idiotez y serás un idiota lúcido.

El tirano admite que lo odien, pero odia que se rían de él. Y más aún que le arrojen una bomba.

Mientras mas brillante la luz, mayor el gasto.

Cuando el tacto vale más que el sentimiento, la amistad de la orgía no es sincera.

No vale más el singular topacio que el vulgar cascote. Pero si me dais a elegir. dadme el topacio.

Haz el mal sin mirar a cuál.

¡Desdichado el mendigo que no conoce el placer de dar!

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El ciego, al lavarse la cara, se reconoce.

Muy distinto es no decir lo que se piensa que no pensar lo que se dice.

Si no cantara el gallo igual amanecería.

Consulté con mi almohada y me dijo: «Consulta con tu médico».

El hombre probo y pío es mitad santo y mitad pollito.

No hay completa belleza. El tigre es hermoso, pero su orín es pestilente.

Lo llamaron científico, estadista y pensador. Pero nunca fue tan feliz como cuando lo llamaron «Bichi».

Fuente : Roberto Fontanarrosa, «El mayor de mis defectos y otros cuentos». Ediciones de la Flor. Colaboración de Juan Benzo al grupo sincensura.

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