Piropos, lisonjas o requiebros

-Señorita, si ya perdió su virginidad ¿me podría regalar la cajita en que venía?
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– ¿Crees en el amor a primera vista o tengo que volver a pasar delante tuyo?
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-Huy qué perro mas encantador, ¿tiene número de teléfono?
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-Estoy buscando Diosas para una nueva religión… y acabo de elegirte.
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-Si estás buscando el tocador de damas, no busques más… soy yo.
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– Mi nombre es Rafa… recuérdalo porque lo estarás gritando más tarde.
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-Mañana… ¿te despierto con el codo o con el teléfono?
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-¿Te estudio o te trabajo?
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-Bonitas piernas, ¿a qué hora abren?
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-Bonitos pantalones, quedarían muy bien en el suelo de mi dormitorio.
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-Hola, soy nuevo acá, ¿me puedes decir donde queda tu departamento?
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-¿Te importa si compartimos el taxi hacia mi casa?
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-Tengo bonitos relojes, ¿quieres ver mi mesita de noche?
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-¿Que te gustaría para el desayuno?
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-¿Trabajas para Federal Express?… porque pensé que me mirabas el paquete.
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– Mátame si no te sirvo, pero primero pruébame.
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-Bonita blusa, ¿puedo hablarte sin ella?
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-A la chica de la fotocopiadora: Reproduciendo ¿eh?… ¿puedo ayudar?
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-Perdí mi número de teléfono, ¿me prestas el tuyo?
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-Realmente estoy luchando contra la necesidad de hacerte esta noche la mujer más feliz del mundo.
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-Soy homosexual… ¿me ayudas a cambiar?
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-Mañana me meto en un convento para ser cura… ¿me ayudas a disfrutar la última noche?
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-Puede que no sea el tipo más guapo del local, pero soy el único que te está hablando.
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-Disculpame… ¿tienes hora?… es que se me paró cuando te vi.