La Perrilla -Antología del humor

Clásica poesía que te hará sonreir con su fantástico final. Si no la conoces, no te quedes sin leerla, si ya la conoces, vuélvete a reir. Tiene más o menos 150 años de escrita. Chévere.

La Perrilla

Es flaca sobremanera
toda humana provisión,
pues en más de una ocasión
sale lo que no se espera.

Salió al campo una mañana
un experto cazador,
el más hábil y el mejor
alumno que tuvo Diana.

Seguíale gran cuadrilla
de ejercitados monteros,
de ojeadores, ballesteros
y mozos de traílla.

Van todos apercibidos
con las armas necesarias,
y llevan de castas varias
perros diestros y atrevidos,

caballos de noble raza,
cornetasde monte, en fin,
cuanto exige Moratín
en su poema La caza.

Levantan pronto una pieza,
un jabalí corpulento,
que huye veloz, rabo al viento,
y rompiendo la maleza.

Todos siguen con gran bulla
tras la cerdosa alimaña;
pero ella se da tal maña
que a todos los aturrulla.

Y aunque gastan todo el día
en paradas, idas, vueltas,
y carreras y revueltas
es vana tanta porfía.

Ahora que los lectores
han visto de qué manera
pudo burlarse la fiera
de los tales cazadores,

oigan lo que aconteció,
y aunque es suceso que admira,
no piensen, no, que es mentira,
que lo cuenta quien lo vio.

Al pie de uno de los cerros
que batieron aquel día,
una viejilla vivía,
que oyó ladrar a los perros;

y con gana de saber
en qué paraba la fiesta,
iba subiendo la cuesta,
a eso del anochecer.

Con ella iba una perrilla…
mas, sin pasar adelante,
es preciso que un instante
gastemos en describilla.

Perra de canes decana
y entre perras protoperra,
era tenida en su tierra
por perra antediluviana.

Flaco era el animalejo,
el más flaco de los canes;
era el rastro , eran los manes
de un cuasi-semi-ex-gozquejo.

Sarnosa era… digo mal,
no era una perra sarnosa,
era una sarna perrosa
y en figura de animal.

Era, otrosí, derrengada,
la derribaba un resuello;
puede decirse que aquello
no era perra ni era nada.

A ver pues la batahola,
la vieja al cerro subía,
de la perra en compañía
que era lo mismo que ir sola.

Por donde iba, hizo la suerte
que se hubiese el jabalí
escondido, por si así
se libraba de la muerte.

Empero, sintiendo luego
que por ahí andaba gente,
tuvo por cosa prudente
tomar las de Villadiego.

La vieja entonces al ver
que escapaba por la loma,
¡sus! dijo por pura broma,
y la perra echó a correr.

Y aquella perra extenuada,
sombra de perra que fue,
de la cual se dijo que
no era perra ni era nada,

aquella perrilla sí
¡cosa es de volverse loco!
no pudo coger tampoco
al maldito jabalí.

JOSE MANUEL MARROQUIN

Información complementaria tomada de la wikipedia:
José Manuel Marroquín Ricaurte (Bogotá, 6 de agosto de 1827 – id., 19 de septiembre de 1908). Escritor y presidente de la República de Colombia.

José Manuel Marroquín hizo sus primeras letras en la casa de educación de Mateo Esquiaqui. Por espacio de cinco años estudió literatura y filosofía en el Seminario Conciliar de Santafé de Bogotá, y posteriormente cursó estudios de jurisprudencia en el Colegio de San Bartolomé. Fue fundador de la Academia Colombiana de la Lengua en unión de Miguel Antonio Caro y José María Vergara y Vergara, y rector de la Universidad Católica y del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Como nota culminante de su escasa vida pública, en dos ocasiones ejerció la presidencia de la República: mientras era vicepresidente en 1898, la ocupó provisionalmente durante tres meses; luego fue presidente entre 1900 y 1904, tras rebelarse contra los conservadores y deponer al presidente Manuel Antonio Sanclemente.

Pero, además, desde temprana edad cultivó las letras en sus diversas formas. Colaboró en varias publicaciones periódicas; escribió obras didácticas, entre ellas un «Tratado completo de ortografía castellana» (Bogotá, 1858), calificado como «trabajo perfecto» por el académico español Juan Eugenio Hartzenbusch. Escribió, asimismo, artículos de costumbres, literarios y filológicos; estudios biográficos e históricos y muchas poesías de carácter festivo. Entre todas éstas, aún se recuerda la denominada «La Perrilla». En el campo de la narrativa, Marroquín alcanzó la cumbre de la fama con la novela «El Moro», obra de auténtico valor literario.

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