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Qué hacer ante una carta de Cese y desista en un blog

Con cada vez más frecuencia los bloggers colombianos recibimos cartas con intención de censura con el intimidante nombre de solicitudes de «cese y desista», que no son más que amenazas previas a acciones judiciales más severas con la intención de hacernos morir del susto y retirar contenidos que incomodan a alguien por los motivos que sean. El argumento de «no quiero que hable de mí o de mi marca» se mimetiza con «usted no es propietario de los derechos de mi marca y si la vuelve a nombrar nos veremos en un juzgado».

Varios de mis amigos bloggers han recibido estas cartas, que jocosamente tomamos como un reconocimiento a que nuestro pequeño blog ha llegado a la edad adulta. ¡Cómo duele crecer!

El caso más reciente afecta al caricaturista Tomaz, quien ha recibido una de estas cartas, dirigida por los abogados de uno de los más temibles asesores políticos de la última campaña presidencial. Pueden leer todo el caso aquí. El conocido blogger Patton también recibió una debido a este artículo.

Quien les escribe ya ha sido víctima de este tipo de cartas. Para empezar tenemos esta de la Federación Nacional de Cafeteros que recibí en marzo de 2009 en la que amablemente se permitían aclarar que, contrario a lo que yo había puesto en mi blog, Juan Valdez no ha sido reemplazado por su hermano Ramón:

El contenido, que era un fotomontaje y una adaptación del logotipo, fue reemplazado por la anterior carta, pues me parece mucho más divertida que lo que yo había hecho antes. Gracias a la carta el blog se disparó en visitas ese día y recibí muchos comentarios en Twitter sobre si debí o no quitar el contenido.

Tras mi respuesta quedamos de amigos con los abogados y aún estamos pendientes de tomarnos una deliciosa taza de café Juan Valdez. El tema tuvo amplia difusión en redes sociales y dió hasta para un post en el famoso blog del Juglar del Zipa.

¿Por qué quité finalmente el contenido? Por ignorancia de mis derechos, que incluyen el derecho a la parodia, como se explica en este artículo de Leonardo Espinosa Quintero, Director del Departamento de Derecho Comercial de la Escuela de Derecho de la Universidad Sergio Arboleda.

Otro caso más reciente, y que fue ampliamente difundido en Twitter en su momento, fue este horrendo comentario que llegó a mi blog en un artículo en el que originalmente decía que una empresa desconocida para el mundo se había aliado con Walt Disney para sacar un cuento infantil. La broma sólo tenía sentido hasta ese día para los cuatro gatos que habían leído el post.

El comentario insultante que me envía supuestamente Poldsk d... on Twitpic

A continuación pueden leer mi respuesta al sujeto que me escribió, que tuvo un efecto inmediato en Twitter. Sumando las visitas al post original y las impresiones de las capturas de pantalla de mi Twitpic, sumamos ese día más de 4500 pageviews. Durante todo el día el tema se comentó entre los usuarios de Twitter en Colombia y recibí total apoyo de cinco abogados, algunos especializados en Derecho de Autor e Internet, dispuestos a ayudarme si el tema pasaba a mayores.

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Mi respuesta al respetado Poldsk de Cardona. on Twitpic

¿Qué pasó luego? El autor de los insultos se disculpó, me aclaró que no era directamente quien yo pensaba sino un asistente, me contó anécdotas del programa, me dijo que tal vez me daría una cita para conocer a uno de mis personajes favoritos y me pidió un favor adicional, en tono mucho más amable: que removiera también varios videos del programa que yo había puesto, tomados de YouTube.

Mi respuesta en ese caso fue negativa. Le dije que se instruyera un poco en los términos del servicio de YouTube y que se comunicara directamente con ellos para que removieran el contenido, como hacen las personas decentes luego de identificarse como propietarios de los derechos.

Le conté también un poco sobre la historia de mi blog y lo ilustré sobre el número de seguidores que luego de más de 13 años he podido ir juntando en mi blog, la lista de correo y Twitter. Le recomendé mejorar el lenguaje en una próxima ocasión, pues no sabía que en lugar de ayudar a su jefe lo estaba haciendo quedar muy mal ante una audiencia tal vez superior a la que jamás tuvo su programa.

Le dije que lo mínimo que yo necesitaría para retirar ese contenido era una prueba de que él era o representaba al dueño de los derechos, lo cual no ha ocurrido hasta ahora.

Lo que desconocen algunos de estos abogados con uno de los peores trabajos del mundo, consistente en buscar en Google toda referencia a las marcas que representan para caerle a los autores mientras la caspa de sus hombros cae como nieve en sus anticuadas máquinas de escribir, es que no hay nada que se devuelva tan rápido como una carta de cese y desista, como lo explica mejor que nadie el archifamoso Enrique Dans (sí, el de los más de 100.000 seguidores en Twitter) en este artículo de Libertad Digital.

Ese efecto rebote del que habla Enrique Dans tiene otro nombre, bien conocido entre bloggers veteranos. Se llama efecto Streisand y está muy bien explicado en la Wikipedia:

Cito:

El efecto Streisand es un fenómeno de Internet en el que un intento de censura u ocultamiento de cierta información fracasa o es incluso contraproducente para el censor, ya que ésta acaba siendo ampliamente divulgada, recibiendo mayor publicidad de la que habría tenido si no se la hubiese pretendido acallar. Normalmente, estos intentos de censura se dirigen hacia fotos, archivos o páginas web, especialmente mediante cartas que amenazan con emprender acciones legales por parte del censor. Lejos de ser eliminada, dicha información recibe gran publicidad, y acaba siendo rápidamente distribuida a través de blogs, sitios de noticias o sistemas P2P. Este efecto ocurre, según el experto en internet John Gilmore, porque la Red interpreta la censura como un daño o ataque hacia ella; y según muchos otros, simplemente por la curiosidad producida por la prohibición, es decir: ¿Qué será eso que me prohíben llegar a conocer?.

La decisión de quitar o no un contenido depende de cada uno. Tristemente no es lo mismo una carta amenazando a un blogger con pocos seguidores que a un periodista influyente, que cuenta con abogados que lo defenderían gratis a cambio de toda la publicidad que recibirían ante un intento de censura.

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Cierro este artículo con la mejor carta de respuesta de la historia, escrita por el genial Groucho Marx tras recibir una hostil carta de la Warner Brothers para impedirle usar el nombre Casablanca. En su época, sin Internet, la carta tuvo tal publicidad que quienes desistieron de su estupidez fueron los hermanos Warner, no los hermanos Marx.

Queridos Warner Brothers

Al parecer hay más de una forma de conquistar una ciudad y de mantenerla bajo el dominio propio. Por ejemplo, hasta el momento en que pensamos en hacer esta película, no tenía la menor idea de que la ciudad de Casablanca perteneciera exclusivamente a los Warner Brothers. Sin embargo, pocos días después de anunciar nuestra película recibimos su largo y ominoso documento legal en el que se nos conminaba a no utilizar el nombre de Casablanca.

Parece ser que en 1471, Ferdinand Balboa Warner, su tatarabuelo, al buscar una tajo hasta la ciudad de Burbank, se tropezó con las costas de Africa y, levantando su bastón (que más tarde cambió por un centenar de acciones en la bolsa), las denominó Casablanca.

Sencillamente, no comprendo su actitud. Aun cuando pensaran en la reposición de su película, estoy seguro de que el aficionado medio al cine aprendería oportunamente a distinguir entre Ingrid Bergman y Harpo. No sé si yo podría, pero desde luego me gustaría intentarlo.

Ustedes reivindican su Casablanca y pretenden que nadie más pueda utilizar ese conmbre sin permiso. ¿Qué me dicen de Warner Brothers? ¿Es de su propiedad, también? Probablemente tengan ustedes el derecho de utilizar el nombre de Warner, pero, ¿y el de Brothers? Profesionalmente, nosotros éramos Brothers mucho antes que ustedes. Hacíamos ya la ronda de las candilejas como The Marx Brothers cuando la Vitaphone era todavía un simple destello en el ojo del inventor, e incluso antes de nosotros ha habido otros hermanos: los Smith Brothers [fabricantes de pastillas para la tos], los Karamazov Brothers; Dan Brothers, un centrocampista del Detroit; y Brother, can you spare me a dime? (que originalmente se llamaba BrotherS, can you spare me a dime? pero esto era reducir demasiado la moneda, así que despacharon a un hermano, dieron todo el dinero al otro y lo dejaron en Brother, can you spare me a dime?).

Y ahora, Jack, hablemos de usted. ¿Diría Usted que es el suyo un nombre original? Pues no lo es. Se utilizaba mucho antes de nacer usted. Sobre la marcha, recuerdo dos Jacks: había el Jack de JACK AND THE BEANTALK [cuento infantil] y el Jack el Destripador, que se hizo un bonito renombre en su día.

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En cuanto a usted, Harry, seguramente firmará sus cheques con la firme convicción de que es usted el primer Harry de todos los tiempos y de que todos los demás Harrys son impostores. Recuerdo a dos Harrys que le precedieron. Existió Lighthouse Harry de fama revolucionaria [se refiere a LightHORSE Harry, apodo de Lee Henry, héroe de la revolución de EEUU], y también un Harry Appelbaum que vivía en la esquina de la calle 93 con Lexington Avenue. Desgraciadamente, Appelbaum no era demasiado conocido. La última vez que supe de él, vendía corbatas en Weber y Heilbroner.

Hablemos ahora del estudio de Burbank. Creo que es esto lo que ustedes, hermanos, llaman su cuartel general. El viejo Burbank ha desaparecido. Quizá se acuerden de él. Era un hombre muy hábil en la huerta. Su mujer decía a menudo que Luther tenía diez pulgares verdes. ¡Qué mujer debe de haber sido! Burbank era el mago que entrecruzaba todos esos frutos y legumbres hasta dejarlos en tal estado de confusión e incertidumbre que nunca llegaba a decidir si debían ir al comedor en el plato de la carne o en el de los postres.

Esto es una simple conjetura, desde luego, preo, ¿quién sabe?, quizá los supervivientes de Brubank no sean demasiado felices ante el hecho de que una fábrica de películas a destajo se haya instalado en su ciudad, se haya apropiado del nombre de Burbank y lo utilice como presentación de sus films.

Y no quiero entrar en discusiones duras, porque muchos de mis mejores amigos son Hermanos Warner. Intuyo que todo es un error del horrible y triste departamento legal de la empresa, controlado por alguno de esos tipos con problemas escolares,un trepa necesitado de fama y admiración, y demasiado ambicioso para respetar las leyes naturales de la promoción.

En fin, sea quien sea, no lo conseguirá. ¡Lucharemos hasta el final!, ¡hasta la Corte Suprema!

Ninguna estupidez de este tipo va a ser causa de pelea entre los Warner y los Marx, y la sangre no llegará al río. Porque todos somos hermanos bajo nuestra piel y seguiremos siendo amigos después de que pase por la bobina el último rollo de «Una noche en Casablanca».

Sinceramente, Groucho Marx.

4 comentarios en «Qué hacer ante una carta de Cese y desista en un blog»

  • Excelente entrada querido amigo. Me hubiese gustado haberme dado cuenta de esos casos que te han ocurrido, en otra oportunidad, no dudes en cotactarme a través del actual correo electrónico. La blogosfera no puede ni debe ser coartada ni mucho menos.

    Gracias por tu apoyo y solidaridad.

    Un abrazo desde mi espíritu querido mío!

    Respuesta
  • Concuerdo con Lully: qué buen post.

    Muchas gracias por su apoyo, difundiendo esta vaina. Y sobre todo por aclararme ciertas dudas que tenía al respecto.

    Es verdad, uno borra los contenidos por temor y desconocimiento de sus derechos, y este tipo de escritos ayudan muchísimo para darse cuenta de las posibilidades, verdades y mentiras de estas cosas.

    Un saludo,

    Tomáz.

    Respuesta

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